La relación entre Fórmula 1 y Argentina esta llena de historia con pilotos como Juan Manuel Fangio, José Froilán González y Carlos Reutemann, pero no de tradición en cuanto a una continuidad de pilotos o carreras, independiente de la gran cultura Motorsport que hay en el país transandino.
Les recomiendo mucho que vean Posición P1, un programa independiente que se puede ver plataformas digitales como YouTube y Vimeo y que es conducido y producido por Diego Zorrero y Mauro Feito. En dicho programa hablan de todo tipo de temáticas como la seguridad, la competición, el detrás de escenas y su fuerte como son las historias de los pilotos argentinos. En diferentes programas han mostrado la historia de pilotos contemporáneos como “Pechito” López y Esteban Guerrieri. Como también de pilotos del pasado; Juan Manuel Fangio II, Miguel Ángel Guerra, Enrique Mansilla, Oscar Larrauri, Norberto Fontana, Víctor Rosso, entre otros.
Tiempo atrás vi la historia de Mansilla, un piloto argentino que corrió en Europa durante la década de los 80s en la Fórmula 3 británica, compartiendo pista con un joven Ayrton Senna y los locales Martin Brundle, Calvin Fish y el irlandés Tommy Byrne; años después iba a ser protagonista del documental Crash and Burn. En ese entonces la categoría de monoplazas británica fue el semillero de pilotos para el automovilismo mundial.
En el caso de Mansilla, él estaba compitiendo justo cuando estalló el conflicto entre Argentina y Reino Unido por las Malvinas en 1982. A pesar de todas las dificultades a consecuencia de la guerra que condicionaron su temporada, logró terminar segundo a dos puntos del campeón Byrne. No obstante, la guerra terminó truncando su carrera en Europa.
Una vez terminado el conflicto, la economía argentina empeoró, perdiendo el apoyo de varias empresas locales a consecuencia de la inestable situación económica provocada por la guerra y el manejo por parte de dictadura militar que controlaba al país transandino durante esos años.
Al ver todas esas historias, siempre hay dos factores que sobre salen: lo cerca que estuvieron de llegar a la Fórmula 1 y de como el factor económico influyó en sus carreras profesionales, perjudicándolos en momentos claves como es en este caso el poder llegar a la Fórmula 1. Uno llega concluir de que sus carreras quedaron estancadas por la mala suerte de estar en el lugar equivocado, la falta de recursos y la deficiente asesoría.
Un caso que me llamó mucho la atención fue el de Miguel Ángel Guerra, el cual llegó a competir en Fórmula 1 con el equipo Osella por cuatro carreras, eso si, no se clasificó en tres de ellas; Long Beach, Brasil y Argentina. Finalmente logró debutar en San Marino en su carrera que fue debut y despedida tras chocar en la curva Tamburello a solo metros de haber largado.
Por lo visto Guerra era un piloto talentoso, pero que se quiso comer el mundo desde el primer momento sin tener una fase de desarrollo gradual, como diría el Mostaza Merlo, “paso a paso”. Mucha ansiedad por ser piloto de Ferrari venció al sentido común, que junto al sueño de ser el nuevo Reutemann le terminaron pasando la cuenta, dejándolo con las manos vacías, pero con muchas historias para contar. Un mejor manejo de su carrera y Guerra hubiera durado más sin dudas.
Y los ejemplos siguen como ocurrió con Norberto Fontana, “Pechito” López y Esteban Guerrieri.
En el caso de Fontana, fue durante la década de los 90s la carta más segura de Argentina para competir en la categoría cuando fue piloto de pruebas del equipo Sauber tras haber ganando el campeonato de la Fórmula 3 alemana. Estuvo a nada de competir a tiempo completo para 1996 de no haber sido por el accidente durante el GP de Macau de F3 que le fracturó las vértebras del cuello, el equipo suizo trató de evitar su participación, pero los compromisos comerciales pesaron más. El accidente lo dejo fuera de acción y sin su lugar en el equipo. Finalmente el oriundo de Arrecifes compitió por cuatro carreras en Fórmula 1 durante 1997, siendo su momento más destacado lo ocurrido en el final de temporada en Jerez de la Frontera donde actuó de tapón para ayudar a Michael Schumacher a lograr el campeonato que terminó perdiendo vueltas después cuando trató de sacar fuera de pista a Jacques Villeneuve.
A cambio de eso, Fontana iba a aumentar sus chances de volver a Fórmula 1 para 1998, pero al final se quedó sin pan ni pedazo y perdiendo en el último minuto su lugar en Tyrrell por unos cuantos millones de dólares y que casi le terminó costando la vida a su papá debido a un brusco ataque al corazón.
Los conflictos internos del ACA y la ACTC por quien era el siguiente terminaron de enterrar su sueño de Fórmula 1. Por un lado estaba él por el lado del Automóvil Club de Argentina, mientras que en la otra vereda estaba el hijo del presidente de la Asociación de Corredores de Turismo Carrera; Gastón Mazzacane. Ganó el último y terminó siendo la punta de lanza del ambicioso proyecto entre PSN-Carburando-Minardi para el año 2000, pero para abril del 2001 Mazzacane estaba fuera, PSN quebró en 2002 y Carburando siguió teniendo el monopolio de la escena Motorsport argentina hasta 2011.
Los buenos se quedan en la orilla y los no tan buenos, pero con buena mano para tener los recursos terminan dentro, aunque este caso duro menos que Colombia siendo sede del Mundial de Fútbol de 1986. La vida a ratos es una gran ironía.
El caso símbolo es lo ocurrido con José María “Pechito” López con el USF1 Team en el año 2010. En esos tiempos el piloto de Córdoba fue el primer piloto confirmado en lo que iba a ser el primer equipo de Fórmula 1 Made In America desde Penske en 1976. Pero todo se cayó cuando el equipo cuyo rostros visibles eran Ken Anderson y Peter Windsor cerró sus puertas a solo semanas del inicio de la pretemporada y habiendo construido solo parte de un monocasco que fue rematado en menos de 8.000 dólares.
800.000 dólares alcanzó a pagar el entorno de “Pechito” por su lugar en el equipo, “Gracias a Dios y la Virgen que el gobierno no puso plata” contó años después el mismo Rosso sobre ese aporte económico que terminó dentro de un gran papelón para el automovilismo argentino, afectando la reputación del piloto oriundo de Córdoba por largo tiempo y que convirtió a Windsor en persona non grata dentro en Argentina.
La carrera internacional de “Pechito” quedó estancada por algunos años hasta que ganó esa carrera del WTCC en Termas del Río Hondo con esa entrada como privado. De ahí a ser piloto oficial del equipo Citroen en el WTCC, ganando tres campeonato del mundo al hilo. “Gracias a todos los integrantes de Citroen por haber hecho tan feliz a mi hijo y devolverle la dignidad como persona” escribió su padre tras ganar el tercer campeonato del mundo.
En la actualidad, “Pechito” es piloto de Toyota en el Campeonato Mundial de Resistencia, campeón mundial y sigue en busca de conseguir las 24 horas de Le Mans.
Finalmente está Esteban Guerrieri, cuya carrera en el exterior tuvo altos y bajos en la Fórmula 3, World Series; donde luchó por el campeonato y con la polémica de la cinta adhesiva en Silverstone. Fue uno de los candidatos para ser piloto del equipo Manor/Virgin en la temporada 2010, finalmente no pasó nada. En el 2012 y 2013 estuvo cerca de competir en la IndyCar tras un exitoso paso en la Indy Lights donde luchó por el campeonato con pilotos como Josef Newgarden, Carlos Muñoz y Conor Daly. A pesar de todo, en Argentina sigue siendo F1 o muerte, nada de puntos medios.
Actualmente es parte del equipo oficial de Honda junto a su par argentino Néstor Girolami en el WTCR y con gran éxito, siendo uno de los contendientes al campeonato dentro de la categoría de autos turismos.
El automovilismo argentino es rico en talento e historia, pero la inestabilidad económica, la lucha de egos y la falta de un programa para el desarrollo de pilotos que puedan competir en el extranjero han hecho que el sueño de los argentinos de volver a Fórmula 1 sea más utópico y que sea más fácil vender humo con un potencial GP como algunos lo hicieron hace algunos años atrás.
La solución ideal es que todas las partes involucradas remen para el mismo lado con un objetivo en mente, pero eso tiene sus complejidades en cuanto a como lograrlo dada la complicada idiosincrasia que hay dentro de la escena Motorsport de Argentina. A final de cuentas, el piloto argentino es uno de los más competitivos y talentosos que hay a nivel mundial y los ejemplos son varios, pero es además uno de los que tiene más mala suerte en el mundo.
Cada pequeña historia en Argentina, es un fiel reflejo de cómo es vivir en Argentina; y porque no progresamos y seguimos repitiendo los mismos errores como sociedad. Una pena que desperdiciemos tantos talentos, tantos recursos.