Contra todo y contra todos: Mario Andretti y la Daytona 500 de 1967

Mario Andretti es uno de los pilotos más laureados en la historia del automovilismo, el piloto nacido en Italia, en una ciudad que actualmente es croata ha ganando en todo tipo de categorías. Logrando campeonatos en Fórmula 1, IndyCar, USAC, victorias en Le Mans, Sebring, las 24 horas de Daytona y la guinda de la torta como fue ganar las 500 millas de Indianápolis de 1969.

La victoria en Indianápolis tiene una significancia especial para Mario, además de todo el mito detrás de “la maldición” que ha enfrentado su familia luego de esa victoria donde ni sus hijos, sobrinos y nieto han podido ganar en la Brickyard cinco décadas después de su victoria.

Mario llegó a los Estados Unidos en 1955 tras pasar varios años con su familia como refugiados a consecuencia de la segunda guerra mundial que terminó con la caída del Reino de Italia y con su líder Benito Mussolini siendo ejecutado en plena plaza pública.

Era partir desde cero para la familia Andretti, en un nuevo país, bajo una sociedad completamente diferente, con un idioma que apenas dominaban y con solo 125 dólares para poder sobrevivir. La familia se asentó en el pueblo de Nazareth dentro del estado de Pensilvania. Su nuevo hogar estaba a pasos del Nazareth Speedway, el óvalo de una milla que fuera uno de los escenarios más populares e historias de la IndyCar – CART hasta su cierre en 2004.

Junto a su hermano gemelo Aldo solían correr en las pistas de tierra que abundan dentro del campo estadounidense, ganando varias carreras en los fin de semana en un sinfín de categorías como los Midgets a los autos stock de la USAC durante inicios de la década de los 60s. Logrando hacerse un nombre dentro de la escena Motorsport de los Estados Unidos.

En 1964 recibió la nacionalidad estadounidense y había logrado dos campeonatos de monoplazas en la USAC, pre IndyCar. Al año siguiente visitó el óvalo de Indianápolis por primera vez y logró los honores de novato del año tras terminar tercero a bordo de un Hawk Ford.

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Actualmente, la Daytona 500 es conocida como “el Super Bowl de los autos stock”, una carrera que todo piloto que correr en NASCAR sueña ganar en algún momento de su carrera. Pero que durante la década de los 60s estaba en sus primeros años, el trióvalo había sido inaugurado en 1959. Sin embargo, la carrera ya tenía su prestigio dentro del sur estadounidense con pilotos como Lee Petty, Junior Johnson, Fireball Roberts, Tiny Lund siendo los primeros ganadores en poner sus nombres en el Harley J Earl Trophy.

Andretti debutó en Daytona en 1966 a bordo de un Chevrolet Chevelle preparado por el gran Smokey Yunick, el cual lo puso en uno de sus autos como una suerte de piloto de pruebas para todas las ocurrencias que tuviera uno de los grandes enemigos de la familia France, los dueños y fundadores de NASCAR.

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Con Yunick, Andretti aprendió a cómo correr en los óvalos SuperSpeedway. Su primera vez en Daytona la recuerda con un auto que rebotaba en las curvas como si fuera un pogo saltarín y que terminó con un motor roto y en la posición 37.

Al año siguiente pasó a Ford gracias a sus lazos con IndyCar donde corría con motores de la marca azul. Andretti iba a correr la carrera del 67′ con Holman Moody, el equipo oficial de Ford en la serie mayor de NASCAR e iba a compartir equipo con el piloto estrella de la marca, Fred Lorenzen, ganador de la Daytona 500 en 1965.

Lorenzen era el número 1 dentro de la estructura de Holman Moody, el oriundo de Illinois era uno de los pilotos top dentro de la serie mayor durante esos años y con una racha ganadores que se extendió por siete años donde ganó 26 carreras.

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Ya en las prácticas, Andretti sabía de que estaba en desventaja ante Lorenzen al recibir un trato diferencial y eso vió reflejado en los motores Ford preparados por el equipo.

“Sin dudas no estaba recibiendo los mejores motores. Recuerdo hablar con Donnie Allison, y durante las prácticas sabía de las velocidades que estaba logrando, las revoluciones que estaba produciendo y la marcha con la que lo estaba haciendo. Él (Allison) me dice que debería hacer más de 400 revoluciones. Yo estaba haciendo 6800 rpm cuando debería estar sacando 7200 rpm“. – Mario Andretti hablando para la revista Autosport (16/02/2017)

Andretti era un foráneo proveniente de los monoplazas que estaba entrando a NASCAR, un territorio desconocido. El recibimiento fue frío y lleno de hermetismo donde sus únicos “aliados” fueron los hermanos Allison (Donnie y Bobby), los cuales hablaban abiertamente sobre el rendimiento de sus autos y su jefe de equipo Jake “Suitcase” Elder.

El equipo le decía que no había nada de malo con sus motores y que la única diferencia con el motor de Lorenzen era de solo cinco caballos de fuerza para las carreras clasificatorias de mitad de semana que definirían la grilla para la gran carrera del día domingo.

“Cuando empezaron a salir los motores para la carrera clasificatoria de 100 millas, había un motor marcado para (AJ) Foyt, otro para (Cale) Yarborough, otro para (Fred) Lorenzen y el mio. Fui y cambié las etiquetas y me dijeron ‘no, no, no, no puedes hacer eso”, a lo que respondí ‘pero si todos están a cinco caballos de fuerza’. Ellos me dijeron ‘si, pero no puedes hacer eso’ y les dije ‘bueno, eso responde mis interrogantes”. – Mario Andretti hablando para la revista Autosport (16/02/2017)

Andretti le pidió al equipo que pusiera el spoiler trasero de su Ford Fairlane lo más plano posible. Una vez manipulado no se podía cambiar para la carrera del día domingo.

El italoamericano terminó esa carrera en el sexto lugar y ubicándose dentro de la grilla de largada en la posición 12. El Ford era veloz en las rectas, pero altamente inestable en las curvas peraltadas de 31°. Sintiendo de que estaba en desventaja presionó a la directiva de Ford para que le dieran un motor nuevo tras correr la carrera del miércoles.

Lorenzen tenía un spoiler más grande, el cual le daba mayor agarre en las curvas, llevando una velocidad consistente en curva. En el caso de Andretti su auto era inestable y propenso al sobreviraje al momento de llegar a las curvas. Esto lo llevó a cambiar su estilo de manejo donde tomó una línea de carrera más alta de lo inusual.

“Él ponía su rueda izquierda prácticamente en la parte plana al momento de entrar a las curva y luego dejaba que la rueda trasera casi rozara el muro a la salida. Deslizándose a lo largo de las curvas dos veces por vuelta”. – Chris Economaki

(#11) Mario Andretti, (#40) Clyde Lynn, (#97) Henley Gray. Foto gentileza de Road and Track.

El poco ortodoxo método de Andretti hacía que muchos se preguntaran si iba a terminar en el muro o no, pero siempre logró mantenerse dentro de los primeros lugares, superando autos hasta finalmente tomar el liderato por primera vez en la vuelta 23, repitiendo en siete ocasiones diferentes a lo largo de las 200 vueltas y siendo el piloto que lideró la mayor cantidad de vueltas con 112.

“Nadie se atrevió a superarme por el exterior porque yo hubiera hecho un trompo. Así que corrí por la parte alta. Y lo que pasaba era que ellos para poder seguir y no perder (aerodinámicamente) el frente del auto tenían que correr por debajo, justo en la esquina izquierda. Eso era perfecto porque neutralizaba mi auto”. – Mario Andretti

No obstante, Andretti tuvo que batallar con las políticas internas del equipo que buscaban favorecer a Lorenzen y eso se vió reflejado en la última parada en pits en la vuelta 163 cuando iba líder y por delante del piloto estrella de Ford.

Su equipo estiró su detención final en seis segundos, mientras Lorenzen ya había abandonado su cajón e iba rumbo a la primera curva del trióvalo para reincorporarse a la carrera.

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Según rumores de la época, la orden de priorizar a Lorenzen por sobre Andretti vino desde la mesa directiva de Ford. Hablando para la revista Autosport, Andretti contó que el equipo no lo trató mal, simplemente no querían que venciera al piloto oficial.

A pesar del descarado sabotaje, Andretti siguió teniendo un ritmo competitivo que lo tuvo haciendo vueltas con una velocidad promedio de 180 MPH / 289 km/h. Finalmente en la vuelta 168 retomó el liderato de la carrera al superar a su compañero de equipo tras aprovechar el auto rezagado de Tiny Lund. Andretti lideró las últimas 31 vueltas, ganando con una ventaja de 20 segundos.

Esa victoria en Daytona fue hasta ese entonces la más grande de su carrera para Andretti, aunque para Ford fue un baldazo de agua fría con su piloto oficial terminando segundo y siendo relegado frente a un foráneo que recién había completado su segunda Daytona 500.

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Hasta el día de hoy, Andretti es el único piloto no nacido en los Estados Unidos en ganar la Daytona 500. Hablando con la revista Autosport en un reportaje para conmemorar los 50 años de esa victoria, él contó que su logro no fue tan ampliamente celebrando dentro de NASCAR y por algunas de las esferas de Ford dada las circunstancias.

No obstante, el patriarca de los Andretti siente que esa victoria abrió las puertas para que los pilotos de NASCAR tomaran parte de la Indy 500 como ocurrió con Cale Yarborough y los hermanos Allison durante la década de los 70s.

Al año siguiente, Andretti dejó de correr en NASCAR para dedicarse por completo en los monoplazas para competir en IndyCar, dos años después de esa victoria en Daytona ganó la Indy 500 con Andy Granatelli y once años después logró el campeonato mundial de Fórmula 1 con el equipo Lotus.

“Esa victoria en la Daytona 500 fue por ese entonces la mayor victoria de mi carrera y especialmente satisfactoria por lograrlo en donde no era mi especialidad. ¿Te imaginas que pasara lo mismo si uno de sus pilotos; Richard Petty o David Pearson vinieran a Indy y ganaran la Indy 500”. – Mario Andretti

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