Este fin de semana se realizará la tercera y probablemente última edición en mucho tiempo del Santiago EPrix, que actualmente es la única carrera dentro de Sudamérica de la Fórmula E. Esto se debe a las elecciones municipales de octubre próximo, ya que por ley los contratos firmados de toda índole no pueden superar el periodo de mandato del alcalde de turno. Para el momento en que las elecciones están tomando lugar, la temporada 2020-21 de la Fórmula E ya estará en marcha o ad portas de su inicio.
La realización de la carrera de este año ha estado marcada por el estallido social del mes de octubre, en lo que han sido las protestas más importantes en Chile desde el retorno a la democracia en 1990 tras 16 años de dictadura militar.
Carabineros, la fuerza policial del país ha cometido múltiples violaciones a los Derechos Humanos a base torturas y tratos crueles. Aunque la guinda de la torta son todas las lesiones oculares provocadas por lanzamiento de perdigones, balines y bombas lacrimógenas,las cuales llegan a más de 350 afectados.
Ya quiero ver a la comitiva de la Fórmula E topándose con las protestas del día de hoy en Plaza Baquedano (conocida actualmente como Plaza de la Dignidad) y que fuera parte del trazado de la primera edición del Santiago ePrix en el 2018.
Algo que me ha llamado mucho la atención ha sido el hecho de cada vez que ocurre una carrera o evento de gran envergadura en el Medio Oriente, Asia o Rusia se hace mención a las violaciones a los Derechos Humanos o los ataques dirigidos a minorías sexuales, religiosas o las mujeres. Basta con ver el ejemplo más reciente como fue el inicio de esta temporada de la Fórmula E en Riad, capital de Arabia Saudita. Sin embargo, como Chile no es ninguno de esos países no hay tanto eco por parte de la prensa especializada.
Se que no hay una relación, pero siempre son ellos los que sacan la voz cuando ocurre este tipo de situaciones a nivel mundial, sacando a relucir los principios del periodismo, convirtiéndolo en un apostolado, pero solo cuando quieren o conviene. Como dicen en mi país: “Les gusta la de burro”.
Otro hecho importante es que el auspiciador de la carrera, Antofagasta Minerals tiene como director a Andrónico Luksic, empresario y multimillonario chileno fanático de las redes sociales (?).
Mediante su empresa Quiñenco, Luksic ayudó en la realización de un informe hecho por una compañía de Big Data en donde lo más destacado fue la acusación del K-Pop de ser una de las influencias extranjeras detrás de las protestas. De hecho reconocieron haber hecho el contacto con la Alto Data Analytics, empresa que redactó el informe de Big Data, pero a la vez desconociendo si el Estado de Chile contrató o no los servicios.
Desde la publicación del informe,el gobierno de Sebastián Piñera ha negado de que el informe haya sido escrito o encargado por ellos.
Con todo lo acontecido, uno llega a la conclusión de que la carrera no debió realizarse porque ante todo no están “las condiciones” y eso que pasamos de los toques de queda e intervención militar por la supuesta “guerra” que existe contra un enemigo poderoso según el presidente Piñera.
Sacar la carrera adelante ha costado un montón por todo los problemas que han salido en el camino desde los reclamos de los vecinos, la lucha por los adoquines, la lucha de egos entre Eliseo Salazar y la Federación de Automovilismo de Chile, y todos los obstáculos puestos por la Municipalidad de Santiago y eso que Fórmula E le esta pagando a Santiago para que ellos puedan correr. Uno llega a preguntarse de que si vale la pena de que se realicen este tipo de eventos en Chile si hay tantos problemas u obstáculos.
Amo el automovilismo, pero a veces uno debe reconocer de que no están las condiciones y hay que mover las cosas a un segundo plano. Hoy una carrera de autos no la prioridad número uno, sino de que haya un mejor Chile para todos.