Todos hemos visto el Delorean, el auto mundialmente conocido a través de la trilogía de Volver al Futuro de Robert Zemeckis. Una de las películas más vistas de la década de los 80s protagonizada por Michael J Fox, Christopher Lloyd y Lea Thompson.
Un auto que gracias a una serie de alteraciones técnicas el Dr. Emmett Brown logró viajar al pasado y futuro. El DMC – 12 del científico de cabello gris usaba energía nuclear, la cual hacía funcionar el condensador de flujos para poder impulsar su máquina del tiempo a una velocidad de 88 millas por hora y así viajar a 1955 o al 2015 que Hollywood tenía en mente con zapatillas voladoras, autos con un exagerado diseño futurista y que podían volar por los aires.
El único gran acierto (?) fue predecir de que los Cubs iban a ganar la Serie Mundial en 2015, aunque el equipo de Chicago la ganó en 2016 poniendo fin a más de 100 años de maldición.
Cuando la primera de las tres películas se estrenaron en 1985, el DeLorean era un auto de culto que muy pocos tenían porqué la compañía que lo construyó había desaparecido, su fundador John DeLorean había zafado de la cárcel tras caer preso en una redada de drogas del FBI en 1982 y casi dejó al gobierno de Gran Bretaña con un agujero financiero.
La historia parte en los años 50s cuando John Delorean, un ejecutivo de la industria automotriz de Detroit que llegó a trabajar en dos de las tres compañías gigantes dentro de los Estados Unidos en menos de 30 años. Sin embargo, fue con Pontiac donde logró hacerse un nombre al rejuvenecer la marca propiedad de GM con el GTO, un auto que era una mezcla entre un deportivo y un sedán que dio inicio al auge de los Gran Turismo.
El auto fue un éxito de ventas y que para muchos dio inicio a la tendencia de los Muscle Cars, u ofrecer autos de alto rendimiento a un público ordinario que no tenía relación con el automovilismo de competición, popularizando modelos como el Chevrolet Camaro, el Ford Mustang, el Chrysler Charger, entre otros.
Para 1973, DeLorean renunció a GM debido al constante choque de ideas con la mesa directiva, algunos dicen que lo despidieron por su pésima gestión en cuanto a la producción de autos. Ya como un hombre libre, DeLorean empezó a rejuvenecer su vida o como se le dice ahora, una crisis de los 40 donde se casó con la supermodelo Cristina Ferrare quien era 25 años más joven que el ejecutivo automotriz, convirtiéndose en una de las parejas más populares del Jet Set estadounidense durante la década de los 70s.
Se dejó crecer el pelo y usaba tinturas para ocultar las canas, paso por pabellón para hacerse unas cirugías plásticas en su rostro y se mudó a Nueva York con su joven esposa para preparar su nuevo emprendimiento como era fundar su propia compañía automotriz.
“Incluso con un sueldo anual de $ 650.000, si el trabajo no es satisfactorio, tu buscas en otro lado”. – John DeLorean tras abandonar GM (New York Times – 10 de octubre de 1978)
DeLorean tenía en mente un auto económico, seguro y de larga duración. Por los siguientes dos años crearon una serie de prototipos para atraer a inversionistas y así poder dar inicio a la producción de los autos. Junto a Bill Collins, un ex ingeniero de GM viajaron a Italia para buscar a alguien que les diseñara el auto. La lista de candidatos tenía al icónica marca Pininfarina, pero fue Giorgetto Giugiaro el que terminó ganando la puja y se convirtió en el diseñador oficial del DMC – 12.
Desde 1974 que el italiano diseñó una serie de prototipos con diferentes variaciones hasta que finalmente llegó a la versión definitiva del DMC – 12 en 1978. Durante ese año logró convencer a Colin Chapman, uno de los diseñadores más innovadores en la historia de Fórmula 1 y fundador de la marca Lotus de unirse a su proyecto con un cheque de 18 millones de libras.
En un inicio DeLorean trató de adquirir Lotus, pero Chapman rechazó la oferta inicial de varios millones, pero ante la insistencia por parte de Fred Bushell, el contador personal del diseñador británico, Chapman aceptó la oferta para trabajar en el desarrollo técnico del DMC – 12.
Para financiar el proyecto, DeLorean logró que el histórico animador de Late Night Johnny Carson y el cantante Sammy Davis Jr fueran inversionistas de la DeLorean Motor Company. El Bank of America le otorgó un millonario préstamo y logró captar más inversiones mediante un programa donde otorgaba acciones a automotoras que vendieran sus modelos en los Estados Unidos.
El DMC – 12
DeLorean quería construir un auto seguro, duradero, sustentable y a la vez que tuviera glamour con un precio asequible. El DMC – 12 se caracterizaba por tener puertas con forma de alas de gaviota, la carrocería estaba hecha de acero inoxidable el mismo material con el cual están hecho los lavaplatos de tu cocina.
El DMC – 12 diseñado por Giugiaro estaba basado en el Porsche Tapiro, un auto que nunca vio la luz y tuvo un solo modelo hecho, el cual fue adquirido por un español que utilizó para transportarse de forma diaria y que terminó en llamas sin una causa oficial. Algunos dicen que fue víctima de un atentado, otros que fue un ataque por parte de sus empleados como respuesta a sus políticas laborales, otros dicen que el auto tuvo una falla catastrófica que hizo que explotara. Los restos de la carrocería del Tapiro están en el museo de Italdesign.
Los primeros prototipos mostraron un auto hecho de fibra de vidrio con piezas moldeadas las cuales ofrecían una mejor resistencia a impactos y con un motor central de cuatro cilindros. La versión final abandonó la idea del motor central por uno en la parte trasera, además de aumentar su cilindrada a seis con un motor Renault de 140 caballos de fuerza.
Una de sus características más notorias era que las puertas tenían forma de ala de gaviota, las cuales elevaban hasta lo más alto superando el techo. A DeLorean le fascinaba ese diseño visto en autos como el Mercedes 300 SL de los años 50s.
“Una vez tuve una conversación con John en la planta y le dije ‘¿que es lo que tiene ese auto, John, que es tan sagrado para ti? El me respondió que tres cosas: acero inoxidable, puertas con forma de ala de gaviota y el motor trasero, tú puedes lo que quieras con esas tres cosas”. – Barrie Wills, autor de John Z, The DeLorean and Me
Los millones del gobierno británico
El proyecto estaba tomando forma y habían múltiples interesados en tener la fábrica de DeLorean desde España, Pensilvania, Arabia Saudita y Puerto Rico, siendo la isla caribeña la que corría con mayor ventaja al ofrecer 60 millones de dólares e incluso llegando a firmar un preacuerdo, pero con la condición de que la compañía primero lograse recaudar y gastar 25 millones de dólares. Finalmente fue el gobierno británico el que entró a la ecuación y logró llevarse la fábrica de autos a Irlanda del Norte.
Al hablar de Irlanda del Norte es imposible no poder hablar de “The Troubles”, el infame conflicto que tomó lugar durante los años 1968 y 1998 entre los protestantes que eran leales a Gran Bretaña y los católicos que buscaban que el país se integrara a la República de Irlanda.
Fue en este conflicto que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) tomó un rol protagónico. El grupo paramilitar tuvo diferentes facciones que buscaban una independencia total de Gran Bretaña para formar una gran Irlanda o la independencia del país del norte.
A finales de la década de los 60 entró en escena el ejército británico para poner orden en el país, pero esto llevó a un aumento en la escala de violencia y al infame “Bloody Sunday” de 1972 donde murieron 14 personas y que llevó al gobierno británico a disculparse públicamente en 2010.
Para finales de la década de los 70s, la población estaba cansada del conflicto y querían paz de una vez por todas. Esto lo aprovechó el gobierno del laborista James Callaghan para meter una fábrica de DeLorean en las afueras de Belfast, zona cero del conflicto armado. El propósito era simple, reducir los índices de desempleo y “limpiar el país” para poder dar inicio a un proceso de pacificación. Se invirtió un total de 120 millones de libras entre préstamos, subvenciones y avales.
Para finales de la década de los 70s la fábrica fue inaugurada y dio inicio a la producción masiva del DMC – 12. Sin embargo, esta estuvo marcada por las huelgas de hambre que ocurrieron entre entre 1980 y 1981.
DeLorean rara vez visitaba la fábrica en Belfast ya que temía por su seguridad y pasaba más tiempo en sus oficinas en Londres. Solamente hizo visitas periódicas a la fábrica durante los primeros días de funcionamiento, pero aún dejaba una impresión de alguien visto como un crack, un genio mundial con carisma radiante.
Las huelgas de hambre no tenían como propósito protestar por las políticas laborales de la empresa, sino que tenían un trasfondo mucho más profundo y que terminaría siendo uno de los hitos de “The Troubles”
El propósito de dichas huelgas era para que los presos paramilitares pudieran recuperar el status de “prisionero de guerra”, el cual les otorgaba un tratamiento diferente ante los presos convencionales. Como no vestir la ropa de preso, elegir si participar o no en los trabajos de la prisión, derecho a recibir educación y a poder juntarse con sus pares norirlandés en las celdas.
Los presos norirlandeses perdieron el beneficio en 1976, provocando diversas protestas como cubrir celdas con excremento, a rehusarse a tomar duchas y las huelgas de hambre.
“Cuando un huelguista moría, la fuerza laboral católica era llamada para una jornada de recogimiento. El director del personal recibió una agenda por parte del gobierno que indicaba los días en los que los huelguistas podrían morir para que pudiéramos planear las cosas de antemano”. – Barrie Wills, autor de John Z, The DeLorean and Me
DeLorean estaba en medio del conflicto y con una producción de miles de autos que tenía que sacar adelante a como diera lugar por más que hubieran atentados, protestas, enfrentamientos y huelgas de hambre las cuales llegaron a su peak en 1981 con Bobby Sands.
Sands estaba preso por sus lazos con la IRA y en 1981 logró ser elegido como miembro del parlamento británico. En marzo de ese mismo año dio inicio a una huelga de hambre para que los miembros de la IRA pudiera recuperar su estatus de “prisioneros de guerra”. En lo que fue una lucha de poder con Margaret Thatcher que duró 66 días hasta que Sands falleció de inanición en mayo del 81′.
La producción de autos seguía en marcha, pero otro problema salió a la luz y era el más complicado de todos como era el dinero. A pesar de los 120 millones recibidos por parte del gobierno, DeLorean necesitaba de un flujo constante de dinero para mantener a flote su compañía.
Ya con Thatcher al poder, la primer ministra rechazó seguir auspiciando a DeLorean. Ella nunca fue fanática del acuerdo hecho por su sucesor porque no tenía sentido dar apoyo estatal a una compañía privada y no británica.
Para enero del 81′ salió la primera de línea de autos para exportados a los Estados Unidos, la cual tuvo que ser retirada del mercado o reemplazada por fallas en la suspensión en noviembre de ese mismo año.
Para 1982 hubo otro llamado masivo para retirar/reemplazar el DMC – 12 debido a problemas con el acelerador y el sistema de inyección de combustible que afectaron a un total de 11.000 unidades.
Con esto la DeLorean Motor Company estaba bajo una constante presión para la empresa adelante, las ventas del DMC – 12 en los EE.UU no eran de las mejores debido a su elevado precio de 25.000 dólares, aun así lograron vender 9.000 unidades y con una lista de espera de 1.000 compradores para 1980.
Una vez que el auto llegó a las pistas, la criticas por parte de los expertos de la industria tampoco ayudaron. Según reportes de la época el DMC – 12 carecía de potencia, tenía una deficiente maniobrabilidad y problemas con el consumo de combustible.
La caída de DeLorean
En un intento de mantener la compañía a flote, DeLorean planeo llevarla a la bolsa de valores, si resultaba, él se iba a convertir en el accionista mayoritario y con 120 millones de dólares en su poder, pero dejaría con migajas a todas las automotoras vendedoras del DMC – 12 que invirtieron los 25.000 dólares iniciales. La Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos cuestionó la solvencia de la compañía, poniendo fin a la idea. Si resultaba, se estimó que pudo haber recaudado más de 20 millones de dólares.
En otro momento se llegó a hablar de un grupo de inversionistas privados que estaba dispuesto a entregar diez millones de dólares, estaba todo listo, pero faltaba la firma de DeLorean, la cual nunca llegó.
El golpe final cayó el 19 de octubre de 1982 cuando John DeLorean cayó preso en una redada del FBI por tráfico de cocaína. En un intento desesperado para salvar su propia compañía, él se ofreció llevar más de 100 kilos de cocaína, valuada en 24 millones de dólares. Toda la negociación con los dos agentes encubiertos que quedó grabada en video.
“Esto es tan bueno como el oro” les dijo a los agentes encubiertos con una sonrisa y una copa de espumante para celebrar por el acuerdo que mantendría a la compañía con vida para seguir con la producción del DMC – 12.
Al día siguiente se le notificó a los trabajadores norirlandeses de que la fábrica iba a cesar su producción, en lo que fue un golpe duro para ciudad de Dunmurry. Los trabajadores estaban llorando desconsoladamente. Por primera vez ellos habían tenido un trabajo digno con un sueldo decente, pero que detrás de escena era una bomba de tiempo que estalló de la peor forma posible.
The DeLorean Motor Company se declaró en bancarrota a la semana siguiente con deudas que llegaban a los 100 millones de dólares. Con el pasar de los días se supieron más detalles del acuerdo, DeLorean le dijo a los informantes de que no tenía dinero para pagar por adelantado los 100 kilos de cocaína por lo que le ofrecieron poner su compañía de autos como garantía de pago, pero terminó ofreciendo una compañía fantasma que no tenía activos de nombre DMC. Inc
DeLorean fue absuelto de todos los cargos, pero ya era demasiado tarde para la DeLorean Motor Company, la cual había cerrado sus puertas por bancarrota, perdió a su esposa e hijos y quedó con un agujero financiero que comprometía a varios inversionistas, al gobierno británico y a Colin Chapman.
Como dato de vital importancia, los guionistas de Volver al Futuro eligieron el DMC – 12 como maquina del tiempo porque en ese entonces, DeLorean era el hombre más hablando del país por su juicio y porque para Robert Zemeckis el acabado de acero inoxidable del auto lucía muy bien para ser una máquina del tiempo.
Si DeLorean no hubiera caído preso, un refrigerador hubiera sido la máquina del tiempo con la que Marty McFly y el Doctor Brown viajarían al pasado y futuro.
DeLorean falleció en marzo del 2005 a los 80 años de edad, a causa de un accidente cerebrovascular.
En la actualidad hay una gran comunidad de nivel mundial que mantiene vivo el legado de DeLorean y del DMC – 12. Ya sea con convenciones o como una red mundial de repuestos.
En 2019 se estrenó Framing John DeLorean, un documental donde Alec Baldwin interpretó a John DeLorean. La trama fue sobre su ascenso dentro de GM a la génesis y caída de su propia compañía.
Desaparecido en democracia y los 18 millones
Colin Chapman falleció el 16 de diciembre de 1982 de un infarto mientras dormía tras una noche de cena con amigos y con música jazz de fondo. Durante ese mismo día Lotus tenía planeado probar la suspensión activa del Lotus 92 en el circuito de Snetterton, Chapman tenía pensado implementarlo para 1983, pero su repentina muerte suspendió el proyecto hasta 1987.
Cuando Chapman negoció con DeLorean para participar en el desarrollo del DMC – 12 lo hizo con la condición de que el pago se hiciera por adelantado, el cual se hizo y fue directo a una cuenta bancaria suiza de nombre GPD Services, una empresa fantasma creada por él y Bushell para evadir impuestos.
El gobierno británico hizo dos pagos de más de 30 millones de libras, el primer pago fue de 18 millones de libras, los cuales fueron directo a la empresa fantasma. El segundo pago fue directo a las arcas de Lotus con el cual pudieron dar inicio al desarrollo técnico del DMC – 12 que fue al área de suspensión y chasis.
Cuando la DeLorean Motor Company quebró en 1982, el gobierno británico fue a buscar ese dinero encontrando sólo la mitad. En 1989, Fred Bushell fue detenido por fraude y en 1992 fue condenado a cuatro años de presidio luego de negarse a cooperar con la investigación y no revelando el destino de esos 18 millones.
Hay un mito que dice que Chapman fingió su muerte, tomó ese dinero y se fue a vivir a Brasil de incógnito por el resto de su vida en Río de Janeiro o en medio del amazonas. El país del Jogo Bonito era destino predilecto de los que huían de la justicia como fue el caso de Ronald Biggs, el célebre ladrón que protagonizó el “robo del siglo” de 1963. Ya en Brasil, Biggs se convirtió en todo un personaje, participando en dos canciones para una película de los Sex Pistols y en una atracción turística.
Hasta el día de hoy, Mario Andretti, el último piloto que logró un campeonato del mundo con Lotus en 1978 esta convencido que Chapman fingió su muerte para evadir los problemas legales y asentarse en Brasil.
Si Chapman hubiera caído preso, él habría sido condenado a diez años de presidio por apropiación indebida de fondos gubernamentales y evasión de impuestos.
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