El siguiente articulo fue redactado con información tomada de artículos publicados por Mark Hughes en the-race.com y Chris Medland para Motor Sport Magazine. Mención especial a The Race F1 Podcast, en donde el equipo de periodista de la pagina cuentan su experiencia en primera persona sobre lo ocurrido.
Se cumple un año exacto de la cancelación del Gran Premio de Australia, la carrera que iba a dar inicio a la temporada 2020 de Fórmula 1, pero que terminó no realizándose por la pandemia mundial del COVID-19, la cual se había decretado un día antes.
Desde inicios de febrero que la situación del COVID-19 esta causando problemas para Fórmula 1, primero con la suspensión y posterior cancelación del GP de China, dejando a la FOM buscando formas para rehacer el calendario y mucho antes de que la temporada se terminase corriendo exclusivamente en Europa y Medio Oriente.
Las últimas 36 horas previo al inicio de la primera práctica libre para el GP de Australia se le recuerdan por lo caótica que fueron y la notable falta de comunicación por parte de Liberty Media, la FIA y el comité organizador del gran premio australiano.
La comitiva de la Fórmula 1 llegó a Melbourne sabiendo que los casos de coronavirus dentro del continente asiático iban en alza y a pasos agigantados, Mientras que la situación dentro de Europa iba de mal en peor, siendo España e Italia los más afectados hasta ese momento.
El día 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró pandemia mundial por Coronavirus. Al momento de ese anuncio había a nivel mundial 120.000 infectados y casi 5.000 muertos en 118 países. “Nunca habíamos visto una pandemia provocada por un Coronavirus. Y nunca hemos visto una pandemia que pueda controlarse al mismo tiempo” dijo esa vez Tedros Adhanon, director general de la OMS.
Dentro de la escena Motorsport, la Fórmula E estaba teniendo gran parte de su calendario cambiando de forma radical, fuese con carreras postergadas o que eran canceladas por completo, mientras que MotoGP tenia carreras pospuesta hasta noviembre. Dentro de Norteamérica, IndyCar iba a iniciar su temporada en St.Pete, Florida y NASCAR se preparaba para dar inicio a las actividades del fin de semana en Atlanta.
La situación para Fórmula 1 pendía en la cuerda floja. Hasta ese punto habían tenido mucha suerte como fue con el caso de los equipos italianos como AlphaTauri y Ferrari, cuyas bases están dentro de la Región de Lombardía, la cuales se fueron a cuarentena hasta inicios de abril y que solo por cuestión de horas los integrantes de dichos equipos pudieron viajar a Australia.
Embed from Getty ImagesPara el día miércoles la incertidumbre estaba instalada en Melbourne, ¿Se iba a hacer la carrera?, Si ese era el caso ¿bajo que medidas? Una de las primeras acciones hechas por la AGPC (Australian Grand Prix Corporation) fue de poner varios dispensadores de alcohol gel a lo largo de Albert Park.
Un caso positivo dentro del paddock y las consecuencias podrían ser catastróficas, no necesariamente fatales, pero lo suficiente para poner a gran parte de la comitiva de Fórmula 1 bajo cuarentena. Si un piloto daba positivo, la baja sería sensible y podría comprometer la integridad de un equipo por completo.
El ambiente dentro de los pilotos era de incomodidad dada las circunstancias en la que la carrera tomaría lugar, Lewis Hamilton fue uno de los más críticos, el entonces seis veces campeón del mundo estaba sorprendido con que la carrera hasta ese punto se realizara. “El dinero manda” dijo durante la conferencia de prensa del jueves.
Embed from Getty ImagesEl punto de Hamilton iba dirigido al gran problema que era el dinero invertido en la carrera, Liberty Media recibe anualmente 55 millones de dólares por parte del gobierno del estado de Victoria como pago por la realización del GP de Australia, uno de los eventos más lucrativos y populares del calendario de Fórmula 1. Si la carrera se cancelaba esos millones no iban a terminar en las arcas de la Formula One Management.
Los casos diagnosticados dentro de Melbourne iban en alza con el pasar de las horas, poniendo más presión en los organizadores, la FIA y Liberty Media para tomar una decisión antes de la mañana del viernes. Para empeorar más las cosas, un doctor recién llegado de los Estados Unidos que tenía su consulta a solo tres kilómetros del circuito dio positivo por COVID-19 y previamente presentó síntomas del virus, pero aún así atendió a varios pacientes entre ellos muchos ancianos.
La Federación Internacional de Automovilismo no tenía la potestad de cancerlar el gran premio por motivos comerciales, pero si por los deportivos, ya que de acuerdo al reglamento deportivo de Fórmula 1, la cantidad mínima de participantes para un GP de Fórmula 1 es de 12 autos.
El primer golpe de escena e indicativo de que la situación estaba saliéndose fuera de control ocurrió en la noche del jueves cuando McLaren notificó a las autoridades de salud locales que uno de sus trabajadores dio positivo por COVID-19. Acto seguido, Zak Brown retiró al equipo del gran premio y 14 integrantes debieron estar aislados por contacto estrecho por dos semanas.
La respuesta de la FOM y FIA ante lo hecho por McLaren fue de informar que estaban trabajando junto a las autoridades pertinentes para ver que pasos tomar a continuación en pos de la seguridad del personal, equipos y fanáticos. Sin embrago, equipos y personal estuvo hasta altas horas de la madrugada esperando una decisión.
McLaren estaba fuera. Ferrari, Renault y Alfa Romeo estaban pensando en no participar. Mientras que Mercedes quería seguir con las actividades al igual que Red Bull, AlphaTauri y Racing Point.
Chris Medland, periodista freelance de Fórmula 1 vivió en primera persona toda la situación y en un artículo publicado en Motor Sport Magazine contó sus peripecias y todo el caos organizacional de la FOM y el AGPC tirándose la pelota de un lado a otro.
“La falta de información a lo largo de la noche y luego otro golpe, una reunión de las autoridades de salud locales en las primeras horas de la mañana para dar una idea clara a los organizadores de la carrera. La idea era de realizar la carrera a puertas cerradas o cancelarla por completo”. – Extracto de Inside the chaos: 34 hours of confusión at the cancelled Australian Grand Prix de Chris Medland para Motor Sport Magazine (13 de marzo del 2020)
Sin un rumbo claro por parte de los organizadores, la FIA o Liberty Media, la decisión de continuar cayó en manos de los equipos mediante una votación hecha por sus respectivos directores que tomó lugar la noche del jueves.
Por un lado, estaban los que querían la cancelación del GP; Ferrari, Alfa Romeo, Renault y McLaren. Por el otro, los equipos que querían proseguir con las actividades del viernes bajo una suerte de burbuja sanitaria y con múltiples restricciones; Red Bull, AlphaTauri y Racing Point.
Haas y Williams se abstuvieron de votar, dejando el marcador empatado a cuatro. Ross Brawn, director del área de Motorsport de Liberty Media votó por proseguir con las actividades del viernes y de ahí ver que hacer. El marcador estaba 5-4, pero faltaba el voto de Toto Wolff por parte de Mercedes.
Horas antes tuvo una extensa conversación telefónica con la plana directiva de Mercedes en Sttugart en donde le dijeron que la decisión estaba en manos de Wolff, pero sin antes escuchar el punto de vista de Ola Källenius, el director ejecutivo de la marca y con esto cambiando la balanza, dando su voto para cancelar las actividades.
La votación terminó empatada a cinco, pero confirmando menos de 12 autos en la grilla, esto garantizaba la opción de suspender las actividades por parte de la FIA. Sin embargo, el gran problema estaba en quien iba a tomar el fierro caliente y dar la orden definitiva.
Viernes por la mañana, quedaban menos de tres horas para el inicio de la primera practica libre, la gente estaba llegando en masa a Albert Park y los biplaza de Paul Stoddart estaba dando vueltas rápidas con los invitados a bordo.
El rumor del momento durante ese día viernes era que el GP se iba a realizar pero a puerta cerradas y que en solo minutos se realizaría el anuncio oficial, aunque los Supercars ya habían dado los primeros indicios.
Sebastian Vettel y Kimi Raikkonen habían abandonado Australia en secreto. Mientras que los equipos estaban tratando de empacar sus cosas, pero la organización les avisó de que no podían utilizar la calle de pits ya que estaba siendo utilizada por las categorías teloneras como los Supercars australianos, los cuales ya habían hecho sus primeras sesiones de practicas para la Melbourne 400.
Pasada las 10 am se hizo el anuncio oficial de que el Gran Premio de Australia había sido cancelado debido al positivo por parte del integrante de McLaren y porqué los equipos pidieron explícitamente la cancelación de la carrera, siendo el factor clave una carta redactada por Mercedes a la FIA.
Miles de fanáticos ya habían llegado al Albert Park, pero sin poder entrar al recinto por la falta de información por parte de los organizadores y dependiendo solamente de lo publicado en redes sociales hasta esos momentos.
Chase Carey, el entonces CEO de Fórmula 1 estaba en Vietnam tratando de salvar una de dos carreras nuevas de la temporada, el país asiático estaba presentando los primeros casos de coronavirus y con la carrera para el mes de abril. El estadounidense llegó a Melbourne en las primeras horas del viernes para afrontar los medios junto a los organizadores del GP de Australia.
La suspensión del Gran Premio de Australia fue una de las grandes vergüenzas de Liberty Media desde que esta a cargo de la Fórmula 1, no por el hecho de la suspensión como tal, sino que por todo el tiempo perdido para tomar una decisión y considerando lo hecho por otras categorías a nivel mundial.
Embed from Getty ImagesComo en los viejos tiempos, los equipos tomaron la batuta y torcieron la mano de los organizadores para que hicieran algo y no demorar más una decisión inevitable.
Cayó Fórmula 1 y horas después en efecto domino empezaron caer en simultáneo IndyCar y NASCAR. Siendo asi, el automovilismo la última disciplina deportiva en cancerlar sus actividades debido a la ya declarada pandemia que lleva un año y un día de desarrollo.