Gonzalo Rodríguez, cuando Uruguay soñaba a 300 Km/h

Hoy, 11 de septiembre, fecha muy simbólica a nivel mundial. Por un lado se cumplen 18 años del fatal atentado al World Trade Center y el Pentágono. Por otro, es un aniversario más del golpe de Estado que sufrió Chile en 1973 y que derivó en una de las peores dictaduras vividas en Sudamérica. En Cataluña por ejemplo, celebran la «Diada», conmemorando la caída frente a las tropas borbónicas en la guerra de sucesión en 1714.


En el automovilismo mundial esta fecha quizás no dice mucho, pero para todos los uruguayos y en especial para los que amamos este deporte (como yo), es una fecha de muy triste recuerdo. Hace 20 años, en el circuito de Laguna Seca, concretamente en la famosa curva Sacacorchos (Corkscrew), fallecía Gonzalo «Gonchi» Rodríguez, quizás el piloto más grande que hemos tenido nunca.

Gonzalo Rodríguez nació el 22 de enero de 1971 en Montevideo, Uruguay. Hijo de Jorge Rodríguez, ex piloto de autos de turismo en Uruguay, creció rodeado de automovilismo. A los 7 años tuvo su primera moto, a los 9 aprendió a manejar autos y a los 14 debutó en el karting, dominando a nivel nacional y sudamericano durante varios años. Más tarde comenzó a intercalar el karting con los monoplazas y los autos de turismo, siendo campeón de Fórmula Renault Uruguaya en 1989 y 1990, además de ser campeón Nacional de Turismos en 1991.

Para 1992, Gonchi decidió dar el salto a Europa. Se radicó en España y empezó a competir en la Fórmula Ford de aquel país, siendo subcampeón en su primer año, pasando al año siguiente a la Förmula Renault, tanto en España como en Inglaterra, terminando en 3° lugar en la última. En 1994 se trasladó definitivamente a Inglaterra, repitiendo resultado en la Fórmula Renault. 

En 1995 disputó la Fórmula 3 Británica, el campeonato de Fórmula 3 más importante del mundo. Con el equipo Alan Docking Racing finalizó en 12° posición, con actuaciones destacadas como su victoria en la carrera soporte del Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1. Posteriormente fue descalificado, pero ya había hecho sonar su nombre frente al Gran Circo. En 1996 participó en la Fórmula 2 Británica, finalizando 3° con el equipo Edenbridge.

Para 1997 le llegaba su oportunidad más grande, la participación en el Campeonato Internacional de Fórmula 3000, la antesala de la Fórmula 1 y que por aquel entonces se la conocía de manera coloquial como la Fórmula 1 Júnior. Tras un primer año de aprendizaje, en 1998 pasó al equipo Astromega. Desde el comienzo sorprendió a todos con su espectacularidad para pilotar, yendo siempre al límite y no dándose nunca por vencido. Un fiel representante de la garra charrúa.

Pero su consagración llegó el día 29 de agosto de 1998, el circuito belga de Spa-Francorchamps. Allí, bajó una lluvia torrencial, Gonchi consiguió su primera victoria en Fórmula 3000, dando un recital de manejo. Aquel día la ceremonia del podio tuvo que retrasarse, ya que no encontraban la bandera uruguaya. Él jamás se hubiese subido al podio sin ver nuestra querida bandera en lo más alto.

La siguiente victoria no tardaría mucho en llegar, dos carreras más tarde en el circuito de Nürburgring, para la última fecha del año. Aquello le valió acabar 3° en el campeonato, detrás de Juan Pablo Montoya y Nick Heidfeld.

Gonchi ya era toda una estrella. Considerado una de las mayores promesas del automovilismo sudamericano, su nombre ya sonaba para la Fórmula 1 y para la CART. De hecho recibió propuestas de Minardi para el año 1999, pero la falta de presupuesto lo perjudicaba. Toda su carrera fue así, luchando por conseguir el dinero suficiente para correr, teniendo que hacer grandes sacrificios para poder seguir con su sueño. La historia uruguaya, remando contra todo y contra todos.

Para 1999, Gonchi siguió con el equipo Astromega, siendo candidato al título desde el comienzo. El día 15 de mayo de aquel año llegó el otro gran momento. Gonzalo lograba la victoria en el circuito más famoso del mundo, en las calles de Montecarlo, también frente a todo el paddock de la Fórmula 1. La bandera uruguaya ondeaba por todo lo alto, mientras el himno sonaba bien fuerte. Uruguay se encontraba en primera plana del automovilismo mundial, todo gracias a Gonchi.

Su talento sorprendía a todos, estaba en el mejor momento de su carrera. En aquel año 1999 recibió la llamada de Roger Penske para correr con su equipo en algunas carreras en la CART. Para quien no lo conozca, correr para Penske en Estados Unidos es como correr para Ferrari en Fórmula 1, es el nombre más grande del automovilismo norteamericano. Debutó en el Gran Premio de Detroit, finalizando 12°, delante de su compañero Al Unser Jr. (bicampeón de CART y de las 500 Millas de Indianápolis) y logrando un punto.

La siguiente carrera en la que participó fue en el mítico Laguna Seca. El viernes 10 de septiembre, tras los primeros entrenamientos, tuvo esta conversación con su mamá:

Gonchi: «Hoy se me trabó el acelerador del auto. Me preocupé» Cuando volví a subir me costó volver a agarrar confianza en el coche»

Lilián Bongoll: «Hijo ¿y ahora cómo te sentís?»

Gonchi: «Mamá, siento que toqué el cielo con las manos»

Lilián Bongoll: «Gonzalo, no digas eso. Eso lo dice una persona vieja, que ya vivió la vida»

Gonchi: «Mamá, ya cumplí con todos mis sueños, todo lo que alguna vez soñé lo conseguí»


Gracias a sus grandes actuaciones, Gonchi había firmado un contrato para correr con el equipo Patrick Racing en la temporada 2000 de la CART. Había firmado con uno de los equipos más importantes del campeonato y por fin iba a recibir un sueldo fijo por correr, por fin sería completamente profesional. Ese era el cielo al cual se refería al hablar con su madre.

Sin embargo todo se truncaría desgraciadamente. El sábado 11 de septiembre, durante los entrenamientos, Gonchi se salió en la curva Sacacorchos, chocando de frente contra el muro, el cual sólo estaba protegido por una barrera de neumáticos. Su auto salió despedido por encima del muro, cayendo del otro lado boca abajo. Falleció en el acto, debido a la fractura en la base del cráneo provocada por el golpe frontal contra el muro. Quién sabe, el HANS que en aquellos años no exisitía podría haberle salvado la vida. Las causas del accidente nunca quedaron claras, aunque la principal teoría es que su acelerador se quedó trabado, lo cual le impidió frenar adecuadamente. Mismo problema que el propio piloto comentaba que había tenido durante las pruebas del día viernes, que lo hicieron sentirse incómodo en el auto.

Ese día el sol de Uruguay se apagó. Se nos fue quizás uno de los deportistas más grandes de nuestra historia. En su mejor momento y cuando todavía tenía mucho más que dar. Pero sobretodo se fue una persona querida por todos, leal con los suyos y que siempre se debía a su país. Muestra de lo querido que era es el recibimiento que tuvieron sus restos al llegar al antiguo aeropuerto de Carrasco, y el camino hacia el cementerio del Buceo. Miles de personas se congregaron en las calles de Montevideo, en un día gris, fiel reflejo del sentimiento de todos los uruguayos por la pérdida de uno de sus ciudadanos más ilustres.

Tras su muerte, su hermana Nani Rodríguez creó la Fundación Gonzalo Rodríguez, que busca mejorar la calidad de vida de los niños uruguayos a través del deporte. 

https://www.gonzalorodriguez.org/es/

En el año 2015 se estrenó Gonchi: la película, un documental donde se cuenta su vida, con testimonios de gente que compartió con él. Corría con el corazón. Tenía una gran habilidad y entonces podía hacer cosas con el coche que otros corredores no podían, palabras de Christian Horner en ese documental, quien corrió en Fórmula 3000 en los años que estuvo Gonchi. O cojones, muchos cojones, lo que decía Juan Pablo Montoya, gran rival y amigo de Gonchi. Es sólo otra muestra del aprecio y el respeto que todos le tenían. Les dejo el documental completo en Youtube, vale mucho la pena verlo. También está disponible en Netflix todavía.

Y hasta aquí la historia de hoy. No podía dejar pasar este día sin escribir sobre el Gonchi. Un ídolo para todos los uruguayos, cuya muerte prematura nos golpeó muy fuertes a todos. Sólo hay que ver aquel fin de semana en los partidos de Nacional y Peñarol, las hinchadas de los 2 equipos coreando su nombre. 

Quiero quedarme con una frase, sólo mueren los que son olvidados. Por eso Gonchi vivirá para siempre con todos nosotros. De lo nuestro, lo mejor.

Por siempre Gonchi

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