El auto de séptima generación de NASCAR hizo su tan ansiado debut en 2022. No obstante, su llegada a las pistas estuvo marcada por todo tipo de problemas. Desde fallas en la cadena de distribución que ha llevado a escasez de piezas. Sus problemas aerodinámicos, una recurrente en los últimos 10 años con el molestoso aire sucio y el serio de todos: La seguridad del auto.
La raíz del gran problema yace en el chasis, el cual, a diferencia de las seis generaciones anteriores, este ya no está hecho por los equipos, sino que por un tercero y el cual vende a los equipos. Su diseño sigue el mismo patrón histórico: una jaula de metal, pero ahora, está seccionada en tres partes para posteriormente atornillar en vez de soldarlo a una gran estructura.
El nuevo diseño permite una instalación más fácil con la cual se ha buscado ahorrar tiempo y gastos. Sin embargo, a lo largo de la temporada anterior ocurrieron varios accidentes con diferentes tipos de impactos que afectaron a varios pilotos. A simple vista no se vieron como algo severo en cuanto a su gravedad, pero, aun así, se pudo ver que los pilotos no estaban bien y que a la postre estaban recibiendo el impacto a un índice mucho más de lo normal.
Finalmente, el gran llamado de atención vino durante la primera mitad de la temporada cuando Kurt Busch chocó su auto en la clasificación de la carrera de la serie en Pocono. El piloto del 23XI perdió el control a la salida de la última curva del triovalo, impactando el muro con ambos extremos del auto, siendo la parte trasera la que recibió la mayor parte. Según la data recopilada, la fuerza del impacto superó las 25g. Busch sufrió de una conmoción cerebral que lo dejo fuera por el resto de la temporada y que lo forzó al retiro de las competiciones a tiempo completo en NASCAR.
Hasta antes del accidente de Busch en Pocono varios pilotos fueron críticos sobre la seguridad del auto como también de la repuesta por parte de NASCAR a la solución del problema que dejo mucho que desear con dos veteranos como Kevin Harvick y Denny Hamlin tomando la batuta al momento de opinar y criticar.
El problema
En resumen: el chasis es demasiado rígido, en especial en la parte trasera, la cual se convertido en la zona más fuerte del chasis como se pudo ver durante 2022 con varios accidentes que involucró un impacto con el muro, como le ocurrió a Alex Bowman en Texas para la carrera de los Playoffs, un leve impacto con el muro que lo dejo con una conmoción cerebral y que lo dejo fuera de por casi toda la fase final del campeonato.
En el caso de los golpes con la parte trasera del chasis, su intensidad no era reducida, ya que la estructura tubular no lograba deformarse y con ello la disipación de energía era poco efectiva, y que a la postre llevó a varios pilotos llevándose la peor parte como ocurrió con Busch y Bowman.
Aunque el trabajo de desarrollo del auto de séptima generación partió en 2018, las dudas sobre la efectividad en cuanto a su seguridad han estado en duda desde mediados del 2021 con los rumores iniciando tras una prueba realizada en Talladega con un auto autónomo que simuló un impacto en el muro a una velocidad de 209 km/h y con resultados poco deseados que gatillaron los rumores sobre los impactos que “mataron” al muñeco de pruebas.
Los rumores siguieron aumentando cuando el ex jefe de equipo Steve Hmiel tuiteó un comentario sobre la prueba. “He visto fotos del auto chocado y escuchado rumores sobre las pruebas de impacto que mataron al muñeco, el auto es demasiado duro con pocas zonas de absorción”.
Una AMA en el Reddit de NASCAR por parte de Chase Briscoe (#14 – Stewart Haas Racing) reveló de forma indirecta de que los resultados de los accidentes en las pruebas realizadas en Talladega serían fatales para un piloto en la vida real. El ente rector de autos stock respondió a los rumores y dudas mediante un comunicado de prensa, informando que los resultados de las pruebas estaban siendo analizados por un panel independiente de investigación.
La solución

De acuerdo a lo informado por Bozi Tatarevic de Road and Track, NASCAR anunció a los equipos de una serie de cambios en el diseño del tubulado de la parte trasera del chasis que va desde el retiro de piezas, cambios de diseño para debilitar la estructura para una mejor deformación al momento de absorber impactos. reducción del grosor de los soportes del parachoques. El cambio fue anunciado en la recta final de la temporada por lo que el ente rector de autos stock asumirá los costos de la nueva actualización a nombre de los equipos durante su primera fase de implementación.
Aunque el cambio fue bienvenido por los equipos y pilotos todavía están las dudas sobre su efectividad al momento de un fuerte impacto como también sus potenciales implicancias para la inspección post carrera que podrían afectar a la altura del auto y a una potencial descalificación. Otro punto hablado está en la disminución de la vida útil de las piezas que podría llevar a los equipos a comprar más respuestas y con ello aumentando el presupuesto anual para los equipos.
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