La odisea de Willy T Ribbs

Antes de Lewis Hamilton y Bubba Wallace, y mucho después de Wendell Scott hubo un piloto que hizo historia al ser el primer afroamericano en participar en las 500 millas de Indianápolis por primera vez en los entonces 75 años de historia de la mítica carrera.

La gente de color y el automovilismo nunca han estado ligadas de todo, a diferencia del hombre blanco. Hasta el día de hoy es poco común ver gente de color competir e incluso podríamos contar con los dedos de las manos su presencia dentro del automovilismo.

El ejemplo más claro es el de Lewis Hamilton, cinco veces campeón del mundo de Fórmula 1 y que fue por años el gran proyecto del equipo McLaren en sus años formativos al ser uno de los primeros pilotos en participar en el programa de desarrollo del equipo de Woking, el cual estuvo a su lado desde sus días en Karting, pasando por la Fórmula 3, GP2 Series y llegando a su culminación cuando logró su primer campeonato del mundo en 2008.

Bubba Wallace es el primer piloto de color que ha competido en la serie mayor de NASCAR desde Wendell Scott en la década de 1960, en un deporte que desde siempre ha estado ligado conservadurismo duro de los Estados Unidos, cuyo epicentro es el sur, uno de los extremos más racistas del país.

29 años atrás cuando Hamilton y Wallace eran niños, un piloto oriundo de California hizo historia al convertirse en el primer afroamericano en clasificarse para las 500 millas de Indianápolis

Con experiencia de monoplazas en Europa y un paso frustrado por NASCAR a finales de la década de 1970. Willy T Ribbs se hizo un nombre compitiendo en la Trans Am Series a inicios de la década de 1980 con Chevrolet, logrando los honores de novato del año en 1983.

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Ribbs era veloz en la pista y con un temperamento que lo hacía propenso a los encontronazos en pista con otros pilotos, llegando a tener una pelea con Scott Pruett en Road America durante una carrera de Trans Am en 1987.  Para algunos su “termez” le jugó una mala pasada en su carrera como piloto, de haber controlado su temperamento pudo él haber llegado más lejos.

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Desde una temprana edad que el automovilismo ha sido parte de la vida de Ribbs. Su padre era un corredor amateur que solía ir a ver las carreras de SCCA en California. A la edad de cinco años conoció a dos de sus héroes; Phill Hill y Dan Gurney. Foto gentileza de Willy T Ribbs.

El viaje de Ribbs a la “Brickyard” fue una odisea desde el principio hasta el momento que finalmente lo logró, con dos semanas llenas de drama. Sin embargo, su viaje no partió en mayo del 91′, sino que en 1984.

Don King a la IndyCar

La serie Trans Am competía en Las Vegas, justo el mismo día de la pelea entre Larry Holmes y James Smith por el Campeonato Mundial de Peso Pesado de la IBF, la cual estaba a cargo del famoso promotor de boxeo Don King.

El hombre del peinado estrafalario lo vio correr y se motivó para auspiciar la carrera del piloto.

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King lo invitó a ver la pelea en primer fila y pronto partieron las negociaciones para convertirse en el nuevo represando del extravagante promotor. Pero las cosas no iban a ser fáciles, porque Ribbs era vivaracho.

“Tomó seis meses finalizar el acuerdo…porque la gente que él suele representar no saben leer o escribir”. – Willy T Ribbs sobre su acuerdo con Don King. 

Tras meses negociaciones, reescrituras de contratos y en donde incluso el abogado oficial de Don King lo acusó de ser una persona controlada por los blancos, Ribbs era finalmente parte del Management de Don King.

El racista más grande de todo el automovilismo

Al año siguiente llegó la primera oportunidad de Ribbs en Indianápolis, pero terminó siendo un fracaso y con una fuerte sensación de sabotaje por parte de gente clave dentro de su equipo, en lo que fue su primera vez a bordo de un IndyCar.

Con la ayuda de King, el piloto oriundo de California consiguió el auspicio de Miller, la compañía de cervezas que siempre ha estado siempre ligada a la Indy 500, siendo 1985, el año en donde uno de sus autos ganó la carrera con Danny Sullivan al volante con el famoso “spin and win”.

Ribbs iba a correr con el equipo AIM Racing, propiedad de Sherman Armstrong. El auto era un March-Cosworth modelo 85′. La combinación de chasis y motor britanico había ganado las últimas tres Indy 500. Don King no sabía nada de automovilismo, pero sí sabía invertir bien el dinero para tener un equipo competitivo para su piloto.

Armstrong era el dueño del equipo; George Bignotti era el que lo administraba, además de haber ganado la Indy 500 en siete ocasiones como jefe de equipo. Y Paul Leffler era el jefe de equipo para lo que iba a ser el inicio del intento de un piloto afroamericano en clasificarse para las 500 millas de Indianápolis.

“Él era el racista más grande que conocí en mi vida, el racista más grande que conocí en el automovilismo. Nunca había conocido a alguien así antes o después. Dejando en claro que no me quería en la Indy 500 por más que Sherman Armstrong le estaba pagando para que yo estuviera en la carrera. Bignotti era un gran nombre ligado al equipo, pero George no era la persona que estaba poniendo todo en marcha, el que estaba a cargo del equipo. Ese era Paul Leffler.” – Willy T Ribbs hablando con Marshall Pruett sobre Paul Leffler.

Para poder recién clasificar a las 500 millas de Indianápolis y como principiante, primero debes pasar la prueba de orientación de novatos, la cual es obligatoria desde la década de 1930. Ahí el piloto tiene que hacer una serie de vueltas bajo diferentes velocidades para demostrar su capacidad de conducción a bordo de un auto de carreras que en esos años llegaba a los 360 km/h.

El programa de orientación de novatos tomó lugar en Indy a finales de abril del 85′ y para muchos, la razón del fracaso de Ribbs en Indy como novato está en dos razones: su inexperiencia, 25 años de edad con mayor kilometraje en autos turismos que monoplazas. De hecho la última vez que había corrido en monoplazas fue en la Fórmula Atlantic a inicios de la década de 1980.

Y desde un lado técnico por la carencia de un elemento vital en su auto como fue el parabrisas que está al frente de la cabina. En IndyCar, ese elemento es vital para darle estabilidad a la cabeza del piloto al momento de enfrentarse a la turbulencia del aire provocada por las altas velocidades.

En la actualidad, los cascos tienen pequeños flaps en la parte superior para evitar que la cabeza del piloto se sacuda violentamente de un lado a otro en las rectas. Pero en 1985, la solución era un pedazo grande de plástico que cubría parcialmente la parte delantera de la cabina.

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El Lola Cosworth modelo 84′ de Mario Andretti. Con un parabrisas que cubre casi en su totalidad el casco del piloto. Foto gentileza de Pinterest.

De acuerdo a lo contado años después por Ribbs, su equipo había instalado su asiento más alto de normal y el parabrisas era relativamente pequeño. Esto hacía que cada vez que trataba de acelerar en las rectas su casco se levantaba bruscamente o se sacudía de forma violenta.

Ribbs hizo un total 48 vueltas con una velocidad promedio de 277 km/h, mientras que otros novatos como Arie Luyendyk superaba los 320 km/h. Al final de ese día, el sueño de Ribbs de correr en la Indy 500 llegó a su fin. Años después el piloto contó que él pecó de ingenuo cuando se alió con Don King. El subirse a un IndyCar sin previa experiencia no fue lo ideal para su carrera como piloto.

Bill Cosby entra al automovilismo

Con la Indy 500 fuera de su órbita, Ribbs volvió a la Trans Am a recuperar el tiempo perdido y limpiar su reputación como piloto tras lo ocurrido en Indianápolis.

A finales de ese año, Ribbs terminó segundo en el campeonato de la Trans Am tras ganar ocho carreras con el equipo de Jack Roush. En diciembre probó un F1 del equipo Brabham en el Autódromo de Estoril, Portugal convirtiéndose en el primer piloto de color en manejar un Fórmula 1.

En 1987 firmó con el All American Racers, el equipo de Dan Gurney como piloto de Toyota en Trans Am, ganando cuatro carreras y compartiendo equipo con Juan Manuel Fangio II, sobrino del cinco veces campeón de Fórmula 1.

Mucho antes de cumplir una condena en prisión de entre tres a diez por abusos sexuales cometidos en más de 40 años (Nota del editor: En el último tiempo se comprobó que Cosby llevaba abusando sexualmente a mujeres desde mediados de la década de 1960). Bill Cosby era uno de los personajes más populares de la TV con programas “The Cosby Show”, “El gordo Alberto” y “Pequeño Bill”.

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En una situación similar a la vez que conoció a Don King en 1984, Ribbs conoció a Cosby tras ganar una carrera de Trans Am en Sonoma en el año 1988. Una reunión en la habitación de hotel del comediante fue el primero de los pasos para empezar a preparar su regreso a Indy.

Cosby le preguntó sobre IndyCar y la cantidad de dinero que se necesitaba para correr, según recuerda Ribbs: “él tomó una larga pausa y me dice ‘ok, hagámoslo…pero no le digas a mi esposa…me va a matar si se entera”. 

Increíble, Bill Cosby se animó a entrar al mundo del automovilismo, no obstante, el comediante le dio un último mensaje para su piloto: “No me dañes” o más bien, no destruyas mi reputación. Ribbs estaba consciente de que iba a ser un embajador del comediante, no solo para su gente, sino que del actor más popular de la TV norteamericana, cuya sitcom “The Cosby Show” revivió las audiencias de NBC en la década de 1980.

Cosby quería seguir el mismo patrón al que tenía Paul Newman con su equipo Newman Haas Racing: Su nombre = imán para sponsors. El comediante ofreció su imagen para hacer todo tipo de publicidad a costo cero para la marca que quisiera auspiciar a Ribbs en IndyCar. Sin embargo, nada pasó por los siguientes dos años (1988 y 1990). Finalmente en noviembre del 89′ Cosby se hartó y decidió aliarse con un equipo dentro de IndyCar para formar Raynor-Cosby Racing.

“Es un buen piloto y debería tener una oportunidad y es bastante extraño de que no la tenga aún. Mientras más te metes en esto, tú descubres el porqué, y si tu puedes hacer algo, lo haces.” – Bill Cosby sobre el apoyo a su piloto en la presentación del equipo en 1989.

Originalmente el equipo tenía planeado competir en 14 de las 16 carreras del calendario entre ellas las 500 millas de Indianápolis, no obstante, fueron solo ocho; Long Beach, Detroit, Meadowlands, Toronto, Denver, Vancouver, Mid Ohio y Laguna Seca.

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El sueño de Ribbs de correr en la Indy 500 quedó en nada por culpa de problemas de presupuesto que hicieron imposible al equipo comprar un chasis Lola del año para correr en Indy. 

El equipo necesitaba al menos 10.000.000 de dólares para correr tiempo completo en IndyCar, pero esa cifra era imposible de lograr en abril del 90′, ya que todas las compañías habían cerrado sus presupuestos de publicidad, por lo que los 10.000.000 de dólares que Raynor-Cosby pedían para auspiciar un auto que iba a correr tiempo completo en la IndyCar en marzo no pegaba mucho.

El equipo trató de cerrar un acuerdo con Target, pero la compañía de supermercados los rechazó porque el equipo no era lo suficientemente competitivo. Al final terminaron con Chip Ganassi Racing por los siguientes 26 años, en lo que fue la combinación entre sponsor y equipo más duradera del automovilismo estadounidense.

Con el programa parcial para 1990,  Ribbs logró su mejor resultado en Vancouver con un décimo lugar, una carrera que estuvo marcada por la muerte de un auxiliar de pista el cual fue atropellado por Ribbs mientras asistían a otro auto que estaba varado en pista.

El primer año en pista de la alianza entre Cosby y Ribbs fue un fracaso rotundo con su piloto recibiendo mala fama por lo ocurrido en Vancouver y por el poco interés de las marcas en auspiciar al primer afroamericano en tratar de clasificarse para la Indy 500.

En 1991, la situación siguió igual, aunque esta vez Cosby redujo en gran parte su aporte monetario hasta que apareciera un equipo dispuesto a poner en uno de sus autos a Ribbs.

Derrick conoce a Willy y Bill

Derrick Walker es un escocés que desde siempre ha estado ligado en el automovilismo, primero en Fórmula 1 con el equipo Brabham como mecánico principal de los autos de pilotos como Jack Brabham, Graham Hill, Carlos Reutemann, Rolf Stommelen durante los años 1970 a 1975.

Al año siguiente pasó a trabajar con Penske en Fórmula 1, una vez cerrado el equipo, Walker dio el salto a IndyCar. Convirtiéndose en vicepresidente de competición del equipo en la década de 1980, ganando cuatro campeonatos de IndyCar y cuatro Indy 500 con Bobby Unser y Rick Mears.

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En 1987 encabezó el proyecto de Porsche en IndyCar hasta 1990, como jefe del proyecto la marca alemana ganó una sola carrera con Teo Fabi en Mid Ohio 1989. Al final de la temporada 90′, Porsche se retiró y el escocés compró los bienes del equipo, formando su propio equipo bajo el nombre de Walker Motorsport.

“Yo sabía quien era, pero él (Ribbs) no me conocía o vice versa, pero me topé con él y durante la conversación me contó que tenía algo de dinero de Bill Cosby y que estaba tratando de correr en Indy, y de que si podría correr con nosotros. ¿Podriamos poner un auto para la Indy 500? así fue como empezó todo.” – Derrick Walker

El siguiente paso era convencer a Cosby de patrocinar el proyecto, a diferencia de lo vivido en el 85′ con Don King, Walker era un hombre confiar, con peso dentro del automovilismo por su victorioso paso por Penske en la década de 1980.

Después de un show del comediante en Las Vegas, Ribbs y Walker se juntaron con Cosby. Tres horas de charlas, números y presupuestos bastaron para que en solo dos días Cosby mandara el dinero para que Ribbs pudiera volver a Indy.

Equipo: listo; dinero: listo, pero faltaban los dos componentes más importantes: el motor y el auto para estar presentes en Indy y realizar la prueba de orientación de novatos.  Tras lo vivido en el 85′ Ribbs sabía que el chasis si o si tenía que ser un Lola para tener competitividad asegurada.

Walker compró un chasis Lola modelo 90 al equipo Euromotorsport, el cual venía con un motor Cosworth del año 90′, sin embargo, el auto venía sin las actualizaciones del chasis que el equipo corrió a lo largo de esa temporada.

Con todo en mano, el equipo partió a Indy para la prueba de orientación de novatos. Esta vez el problema no fue un mecánico racista, sino que la madre naturaleza con la lluvia que interrumpió la sesión en múltiples ocasiones y la pobre competitividad del motor Cosworth. En 101 vueltas, lo mejor que pudieron lograr fue una velocidad promedio de 201.342 mph – 320 km/h.

Walker tenía dos opciones en cuanto a motores: Chevrolet o Buick. La primera opción era un motor V8 turbo que estaba disponible solo para los equipos grandes como Penske, Galles, Newman Haas, AJ Foyt Enterprises.

Por el otro lado, el motor Buick era un V6 turbocargado y veloz, pero que a la vez tenía mucho peso y con una confiabilidad irregular que se dividía entre 50% de éxito y 50% de que el motor se rompía en algún momento de la carrera.

Por descarte eligieron Buick, y armaron el auto para enviarlo y dar inicio al mes de mayo en Indianápolis. Por la tardanza del acuerdo con Buick y porque el Lola modelo 90′ tuvo que ser adaptado en la parte trasera para poder instalar el nuevo motor, con eso se fueron cinco días de práctica.

Siendo el sexto día de prácticas, el equipo Walker hizo su debut en Indy y fue cuando el primer motor Buick se hizo humo, era esperable, pero no es la mejor forma de iniciar tu aventura en Indy, en especial si eres equipo nuevo. Un motor fresco se instaló y a completar la prueba de orientación de novatos para poder clasificarse en la segunda semana de clasificación.

Al inicio de la segunda semana de prácticas, Ribbs superó las 213 mph – 342 km/h, gracias en parte al consejo que le dió Rick Mears, entonces tres ganador de la mítica carrera, sobre cómo tomar las curvas en Indy. La clave era doblar en el último minuto haciendo un solo movimiento al centro de la curva con una trayectoria en forma de bowl. 

Con menos de una semana para clasificar, el equipo tenía que prepararse para el fin de semana de clasificación, pero nuevamente el motor Buick tuvo problemas y se hizo humo. Dos semanas, dos motores menos, menos de 150 vueltas en pista y para empeorar más las cosas el presupuesto que recibieron por parte de Cosby se estaba agotando.

Mientras los motores eran reparados por Brayton Engineering, el equipo pasó el día martes, miércoles y jueves en garajes. Con un día para la segunda parte y final de la clasificación, la práctica del día viernes iba a ser clave para preparar el auto para lo que se vendría.

Viernes 17 de mayo, Ribbs sale a pista para dar unas vueltas, pero nuevamente el motor Buick falló, esta no vez no se hizo humo, pero tiró aceite, de vuelta a los pits para reparar el motor y poder salir a pista para dar algunas vueltas antes de las seis de la tarde.

Con menos de una de hora antes de la hora límite, Ribbs nuevamente salió a pista con un motor Buick usado, aún así logró su mejor registro de 213.3 mph – 343 km/h. Con un déficit de 17 km/h en comparación a la Pole Position lograda por Rick Mears la semana previa.

Fuerte como un toro, fresco como un pepino

Y llegó el día D para Walker Racing, dos días para poder clasificarse y hacer historia por las buenas o por las malas. Si era por las buenas, Ribbs por fin iba a enterrar el pésimo recuerdo de lo ocurrido en 1985.

Tim Wardrop, ingeniero de pista de Ribbs tenía un lema que utilizó durante todo ese mes para motivar a su piloto: “fuerte como un toro, fresco como un pepino”.  El ingeniero britanico fallecido en 2012 fue artífice de grandes éxitos en Indy como fueron los récords de velocidad de Arie Luyendyk en 1996, el 1-2 de Treadway Racing en la Indy 500 del 97′.

Un tercer motor Buick fue instalado en la mañana del sábado previo al inicio de la clasificación. El momento de la verdad llegó para el equipo. Sin embargo, una válvula del motor se rompió cuando estaba haciendo la primera de cuatro vueltas de su clasificación y la oportunidad de clasificarse para el día sábado se hicieron humo…otra vez.

Con tres motores destrozados, Walker Racing estaba en la desesperación de conseguir otro motor para el día domingo. El milagro llegó gracias nuevamente Buick con la mediación de la leyenda de los “arrancones” Kenny Bernstein. El equipo tenía un motor 0 km, pero como parte del acuerdo tenían que ocultar su orígen para evitar los problemas con los otros equipos por haber recibido un motor gratis por parte de la compañía automotriz estadounidense.

“Tuve que mantener el nombre de Buick afuera porque me dijeron y lo único que se me ocurrió fue decir ‘lo compré con la tarjeta de crédito de mi esposa.” – Derrick Walker

Walker Motorsport llegó a Bump Day,  una de las tradiciones más populares y más dramáticas que existe en la Indy 500. Una vez definida la grilla de 33 autos, el bumping comienza. Esto consiste en que los autos que no clasificaron luchan por el lugar 33 y último para competir en la gran carrera hasta el pistoletazo de las seis de la tarde.

En 1991, el último en la grilla era Tom Sneva, ganador de la Indy 500 en 1981, el primer piloto en superar la barrera de las 200 mph en la historia de la carrera y el piloto con el lugar más apetecido de la grilla de 33 para las 500 millas de Indianápolis de 1991.

Una de la tarde del día domingo 19 de mayo y Ribbs salía a pista para hacer un pequeño shakedown del auto previo a la clasificación, pero nuevamente el motor Buick mostró problemas, esta vez humo blanco salió del Lola modelo 90′. Por suerte no eran problemas de motor, sino que el turbo, una hora tomó cambiarlo. No obstante, más problemas ocurrieron cuando partes del tercer motor que había fallado el día anterior llegaron al sistema de lubricado, dañando la bomba de recuperación de aceite del motor Buick.

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Imágenes gentileza de Indianapolis Motor Speedway

Quedaban solo tres horas y media para el pistoletazo de las seis de la tarde y Ribbs salió a pista para por fin poder hacer vueltas de práctica, logrando su mejor registro del mes con una velocidad de 214.4 mph – 345 km/h. Para poder entrar a la gran carrera necesitaría una velocidad promedio de al menos 216 mph – 347 km/h.

Con solo dos horas para el final, los nervios empezaron a carcomer a Ribbs, como recuerda Wardrop cuando hablaba con su piloto sobre el estado del auto y este le respondía de forma confusa sobre el estado en pista del Lola

Un cuarto para las cinco y Ribbs nuevamente salió a pista, mejorando su promedio de velocidad de la última vez, ahora subiendo a los 215.4 mph – 346 km/h. Quedaban solo 75 minutos para hacer historia por lo que Ribbs le dijo a Wardrop: “Tim, no sabemos cuánto va a resistir, así que pongamos esta mierda en el show”.

Los neumáticos mágicos de Tim

Recuerdan esa escena de Días de Trueno en donde el personaje de Robert Duvall (Harry Hogge) le dice a Tom Cruise (Cole Trickle) que supere a los autos por la línea exterior, pegado del muro porque tiene unos neumáticos especiales que tenían más camber para que pudiera doblar mejor en curva. Su ingeniero le dijo algo similar a Ribbs previo a la gran clasificación.

“Voy pasando por medio de este desfile de gente y ví que había un oficial negro de la USAC, tenía unos 60, tal vez 70 años. Él era el único negro que ví mientras iba a la pista, lo miré y estaba llorando, podía ver lágrimas salir de sus ojos y me dije a mi mismo ‘Willy, no lo mires, no lo hagas o te pondrás a llorar.” – Willy T Ribbs de camino a clasificar

Finalmente tras dos semanas de motores rotos, dos semanas de problemas, incertidumbres, nervios, rabias, frustraciones, dudas llegan a su fin y el peso de la historia, de los ocurrido en el 85′ con Don King y Paul Leffler. Ribbs vs la historia y las 213.189 mph – 343 km/h de Tom Sneva para hacerse un lugar en la grilla de 33 de la edición 75 de las 500 millas de Indianápolis.

Vuelta 1: 217.817 mph – 350 km/h
Vuelta 2: 217.997 mph – 350 km/h
Vuelta 3: 217.533 mph – 350 km/h
Vuelta 4: 216.053 mph – 347 km/h

Promedio de velocidad: 217.358 mph – 349 km/h

Willy T Ribbs lo logró e hizo historia al convertirse en el primer afroamericano en clasificarse para las 500 millas de Indianápolis.

“Mientras pasaba por la curva uno y la curva dos durante la vuelta de enfriamiento, el equipo no se podía comunicar conmigo porque no teníamos radio. En cuanto pase por la curva dos, en el lado derecho estaban las suites y ví que la toda la gente en el balcón estaba moviendo los brazos y pensé ‘¡esta es la señal!’ […] sabía que lo había logrado.” – Willy T Ribbs

En cuanto Ribbs llegó al pitlane, se desabrochó los cinturones y empezó a agitar sus brazos en celebración, reciendo el vitoreo del público presente en las tribunas y en los pits. La primera persona en recibirlo no fue Walker o Wardrop, sino que Mari Hulman George; la entonces presidenta del Indianapolis Motor Speedway.

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Mari Hulman George felicitando a Ribbs tras la clasificación. Foto gentileza del Indianapolis Motor Speedway.

La hija de Tony Hulman y Mari Fendrich luchó contra segregación racial a su manera, apoyando a pilotos de color a que pudieran competir en los Sprint Cars al ponerlos en su equipo durante la década de 1950.

“Fue la primera carrera de mi equipo y estuvimos sufriendo hasta el final. Hasta ese momento había estado en el automovilismo por 25 o 30 años y eso fue cuando deje el mejor trabajo del mundo con Roger Penske. Cuando me fui de ahí para hacer mi propio camino, el cual era tener mi propio equipo y estuvimos batallando hasta que clasificamos. Fue después de eso que me dí cuenta de lo que se logró con Willy.” – Derrick Walker

Willy T Ribbs
Foto gentileza del Indianapolis Motor Speedway.

Showtime

Willy hizo historia pero faltaba la otra mitad de la gloria y otra gran pregunta salía a la luz, ¿lo logrado iba a alcanzar para conseguir sponsors para la carrera y para el resto de la temporada? El primero en llegar fue McDonald’s, no fue un aporte millonario y que solo iba a ser válido para la Indy 500, pero de todas formas era algo.

Las 500 millas de Indianápolis de 1991 se le recuerda por el duelo entre Rick Mears y Michael Andretti por la victoria que ocurrió en las vueltas finales y en donde Mears salió victorioso, en lo que fue la opción más clara que Andretti tuvo para ganar la carrera y romper “la maldición” que ha aquejado a su familia desde 1969.

Para Ribbs, la carrera duró cinco vueltas por culpa de una válvula de motor que se dobló por culpa del exceso de revoluciones en el primer reinicio de la carrera. Posición 32 y un premio en dinero de $147.791 dólares, el cual en su mayoría se fue para reparar el dañado motor Buick.

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Imágenes gentileza de ABC Sports.

La temporada 91′ de Ribbs consistió de nueve carreras; Detroit, Cleveland, Meadowlands, Denver, Vancouver, Road America, Nazareth y Laguna Seca. Logrando su mejor resultado en Denver con un sexto lugar y dos Top 10 en Meadowlands y Road America.

Al año siguiente corrió una sola carrera, el final de temporada en Laguna Seca. En 1993 volvió a Indy 500, logrando su mejor resultado en la mítica carrera con una vigesimo primer lugar, a cinco vueltas del ganador Emerson Fittipaldi.

Para la realización de este árticulo ocupe mucha información de un reportaje que escribió Marshall Pruett en el año 2011 y que fue republicado en 2016 en su página personal.

Al final de dicho árticulo hablan sobre de porque ninguna compañia auspició a Ribbs para que pudiera correr a tiempo completo con Walker Racing en los años subsiguientes al hito de Indy, solo pudo conseguirlo en 1994 con el auspicio de Service Merchandise y la mediación de Bill Cosby quien se ofreció a hacer comerciales sin costo para la marca.

“La forma en la que Bill Cosby no fue acogido por CART es jodidamente increíble”. – Robin Miller, periodista y comentarista de IndyCar para NBCSN.

En el articulo de Pruett, Miller habla sobre cómo CART desaprovechó la fama que tenía Cosby en esos años, uno de los mejores comediantes del país y que venía del gran éxito logrado con su show The Cosby Show. El veterano periodista recordó la vez que Cosby vino a Long Beach a hablar sobre sus planes con Ribbs y que nadie de los pesos pesados de CART estuviera presente. “Ellos le dieron la espalda, luego se dió cuenta que estaba perdiendo el tiempo en ayudar a la gente que no lo quería cerca. Fue la cosa más estúpida del mundo”.

Pruett se preguntó ¿acaso CART ignoró a Cosby por la gran popularidad que tenía la serie en esos tiempos o acaso Ribbs era una marca que no querían tener cerca para promocionar? a lo cual Miller respondió como una gran oportunidad desperdiciada por parte de CART.

Imaginemos lo siguiente, si Jay-Z decidiera auspiciar a un piloto de color para que pudiera correr la temporada completa de IndyCar, las cosas serían más fáciles para el rapero-empresario y el piloto en cuestión. La categoría le abriría sus puertas en un dos por tres porque es Jay-Z, su presencia aumentaría la relevancia e interés de la categoría de forma instantánea. No hablo de hacerles las cosas más fáciles reglamentariamente hablando, pero si de ayudar a promocionar al piloto, como lo hizo la propia NASCAR cuando ayudó a Wallace a buscar auspiciadores para correr la temporada 2019 de Cup Series aunque en ese caso, siento que hubo un intento de saldar una deuda con la historia por parte de la categoría que hasta el día de hoy es conocida como “el deporte más blanco de los Estados Unidos. 

29 años han pasado y solo otro piloto de color ha corrido en la Indy 500; George Mack en el año 2002. En tanto que a nivel mundial la presencia de pilotos de color en el automovilismo sigue siendo reducida con Lewis Hamilton (Fórmula 1), Pascal Wehrlein (Fórmula E), Bubba Wallace (NASCAR) y Jann Mardenborough (Super GT japones).

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Ser una minoría en el automovilismo hace que el conseguir apoyo sea un desafío complejo porque a los auspiciadores no lo encuentran atractivo. Pensemos que Lewis Hamilton llegó a Fórmula 1 gracias a McLaren, porque si lo hacía por cuenta propia por más que los resultados estuvieran de su parte, no iba a poder progresar sin el apoyo económico.

Reflexionando sobre lo que logró en esa Indy 500, Ribbs dijo lo siguiente:

“Si vivo hasta una edad en la que sea un abuelo o tatarabuelo, probablemente mire al pasado y diga que valió cada pizca de sangre, sudor y lágrimas que necesite para llegar a Indy. No fue fácil y no estoy hablando sobre la competición, sino que todo lo ocurrido mientras trataba de llegar allí, después luchar para tener los autos o equipo correcto. Fue una lucha incesante, pero yo soy un peleador, era algo con lo que yo nací.

“Si no te lo dan, tienes luchar y tomarlo. Me gustaría recordarle a cualquiera que siga mis pasos de que no puedes rendirte y aún tener éxito, no puedes. Tú no puedes rendirte. Así me gustaría que me recordaran, como alguien que nunca se rindió.” – Willy T Ribbs

Walker Racing
Foto gentileza del Indianapolis Motor Speedway.

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